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Claves para una educación contra el racismo

El mundo es cada vez más pequeño y más plural, y eso genera que cada vez vivamos entre personas de otras culturas, religiones y procedencias. 

Pero ¿es eso sinónimo siempre de comprensión? ¿Qué podemos hacer como padres para que nuestros hijos escapen de actitudes racistas?

En general, en el ser humano, existe una tendencia a sentir temor por algo nuevo o diferente. Se trata de una reacción instintiva, que no se produce de la misma forma en todas las personas y que en la mayoría de los casos es una protección ante el desconocimiento. Así, la primera forma de evitar las actitudes racistas es mostrar a los niños la diversidad y la diferencia como algo natural y enriquecedor.

Hay que tener en cuenta que en este caso el discurso moral (qué está bien y qué está mal) va a ser insuficiente. Debe ir acompañado de una reflexión intelectual (dentro de las posibilidades según la edad de tu hijo), exponiendo los motivos de por qué todos los seres humanos son iguales, y que como tales debemos convivir con la fórmula del respeto y la tolerancia.

¿Cómo aprenden los prejuicios raciales los niños?

Desde una edad temprana, los niños ya aprenden sobre las diferencias y los prejuicios raciales de la mano de sus referentes, sus padres, familiares, profesores, etc. 

El proceso de aprendizaje de los prejuicios raciales no se diferencia mucho del proceso de aprendizaje de un idioma nuevo. A los seis meses de edad, el cerebro de un bebé ya puede reconocer diferencias raciales. Entre los 2 y los 4 años, los niños pueden internalizar prejuicios raciales. Y a los 12 años, muchos niños ya han asentado sus creencias, lo que hace después más complicado poder disminuirles los prejuicios raciales y mejorar su comprensión cultural. 

Educación para la diversidad

Como padres podemos actuar en distintos aspectos clave para que los niños se acostumbren a la diversidad y evitar así comentarios o actitudes racistas frente a personas de otras creencias, culturas o países. Si estos factores están presentes en su educación, disminuirán mucho las reacciones de tipo racista. 

Se un buen ejemplo. Identifica y corrige tus propios comentarios y acciones que puedan fomentar prejuicios raciales.

Fomenta la amistad con personas de otros países. La relación con otras personas es la forma más natural de comprensión de la diferencia. Esto es aplicable tanto si el niño tiene compañeros de otros países en clase como si los padres tienen amistades que favorezcan ese intercambio.

Estimula el aprendizaje de otros idiomas. Además de ser una herramienta útil para el aprendizaje y enriquecedora para la futura vida profesional, un idioma nuevo aporta una nueva forma de ver y comprender el mundo.

Enseña la música, los cuentos, la gastronomía y las tradiciones de otros lugares. De este modo, los pequeños verán lo diferente como algo lúdico y divertido. Desde viajar, o leer cuentos, jugar con apps o aprender a cocinar recetas de otros países son buenas maneras de enseñar otras costumbres y maneras de entender la diversidad.

Habla con los niños sobre el racismo. La comunicación es fundamental para dos cosas: que comprendan qué actitudes pueden ser consideradas como racistas o como estereotipos sin justificación. En este caso, también es aconsejable moderar el lenguaje, y no emplear palabras despectivas para referirse a personas de otras culturas o razas. Existen infinitas formas de estimular una conversación sobre el racismo: el cine, la televisión, los viajes, o incluso consultar juntos un mapamundi o un Atlas.

Es importante remarcar que en muchos casos los chicos encontrarán en clase hijos de inmigrantes, que han llegado por varios motivos, algunos de ellos por necesidad. Comprender eso puede hacer que los compañeros les ayuden en su proceso de integración, especialmente en el caso de los adolescentes.

Según un estudio impulsado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de España, aún se registran muchas actitudes de discriminación en las aulas, por parte de algunos jóvenes que emplean los insultos racistas para ofender a compañeros suyos venidos de fuera.

Sin embargo, el mismo estudio también concluye que estas mismas actitudes cada vez provocan más rechazo entre los adolescentes que no las adoptan. Además, en las conclusiones, se observó que la influencia de la familia es determinante en la actitud de los alumnos.

Recuerda que para crear una cultura inclusiva, todos tenemos que reconocer nuestros propios prejuicios raciales y reflexionar sobre ellos para poder cambiar nuestra actitud sobre aquellos que sean injustos o que puedan causar daño a otras personas.

Fuente: faros.hsjdbcn.org/

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