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Aportes africanos a la Venezuela colonial

José Marcial Ramos Guédez, historiador venezolano, nos habla en este trabajo de la contribución a la cultura venezolana de las culturas negras transplantadas a lo largo de más de tres siglos del periodo colonial, en campos tan diversos como la religión, la música, la danza, la literatura oral, la lingüística, los toponímicos, el arte culinario, la medicina tradicional, la artesanía, las artes plásticas y las creencias, mitos y tradiciones que aún se conservan y se han constituido en parte esencial de la identidad venezolana.

Par a comprender el proceso de nuestra formación cultural y étnico-social, debemos tomar en consideración los aportes de origen indígena, europeo y africano, destacando que estos últimos llegaron a la Venezuela colonial traídos directamente de África o de los mercados de mano de obra esclava establecidos en las Antillas.

El comercio internacional de negros duró más de tres siglos (1518-1873) y en el transcurso de dicho periodo, numerosas empresas que funcionaron en Portugal, Inglaterra, Francia, Holanda, Suecia, Dinamarca, entre otros países, lograron acumular grandes capitales a través de la importación de africanos hacia el Nuevo Continente, y para ello gozaron del apoyo tanto de las instituciones civiles y eclesiásticas como del poder militar de las potencias aludidas. Algunos representantes de la institución eclesiástica mantuvieron no obstante una posición opuesta al régimen de la esclavitud, y al respecto podemos mencionar a los siguientes sacerdotes: Alonso de Sandoval, Pedro Claver, Bartolomé de Albornoz, Epifanio de Moirans, Francisco José de Jaca y otros.

A pesar de todos los obstáculos impuestos por las Leyes de Indias, las Ordenanzas Municipales y otros organismos de la burocracia colonial, encontramos que los negros africanos y sus descendientes traídos en contra de su voluntad a las Américas, con el transcurrir del tiempo llevaron a la práctica sus creencias y costumbres en este nuevo medio geográfico y humano; de ahí que continuaran adorando a sus deidades (dioses) con el nombre de un santo o santa de la religión cristiana y sus creencias las impusieron a lo largo de todo el Nuevo Mundo. Según Herskovits, en los países católicos los herederos de las tradiciones religiosas africanas han desarrollado cultos sincréticos que combinan elementos africanos y cristianos, ya que, al parecer, la Iglesia no logró satisfacer sus necesidades religiosas, de modo que en Haití, Orgún, dios yoruba de la guerra, es identificado con Santiago el Mayor, y Damballah, el dios serpiente de los dahomeyanos es representado por San Patricio. En Trinidad, Changó, la divinidad yoruba, se convierte en San Juan Bautista, y en Cuba, previo cambio de sexo, Changó es identificado con Santa Bárbara.

Muchos de los aportes culturales y religiosos de los negros africanos aún superviven en pueblos como los Estados Unidos de Norteamérica, Haití, Cuba, Brasil, Venezuela, Colombia, al igual que en las áreas del Caribe, las Guyanas inglesa, francesa, holandesa y otros países de América del Sur y Centroamérica. Además, hemos de considerar a la cultura negra como un ente universal, ya que la negritud va a la par de los más altos movimientos civilizados de la historia de la humanidad, la cual en nuestro continente se encuentra plasmada a través de los aportes incluidos en la formación de nuestras nacionalidades y expresiones culturales.

Los aportes étnico-sociales y culturales de origen africano se plasman en la Venezuela colonial a pesar de la severidad del régimen esclavista y logran traspasar las barreras de las diversas formas de opresión socioeconómica y sicológicas, para constituirse de esta manera en parte sustancial de la identidad venezolana.

Los aportes africanos, conservados en algunos lugares, transformados y recreados en otros, se manifiestan por medio de la religión, la música, las danza-bailes, la literatura oral, la lingüística, las creencias, mitos y tradiciones, los toponímicos, el arte culinario, la medicina tradicional, la artesanía, las artes plásticas y los instrumentos musicales, entre otras expresiones.

Por José Marcial Ramos Guédez

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