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Venezuela afrocaribeña

Leyendo Visión de América, del escritor cubano Alejo Carpentier, quien vivió tanto tiempo en nuestro país, me encuentro con una visión caribeña de Venezuela que ha sido mutilada en nuestra historia. La insistencia del Comandante Chávez para que interiorizáramos la idea de nuestro frente caribeño y nos diéramos cuenta que Venezuela no limita al norte con el Mar Caribe, sino que nuestro mar termina colindando con Estados Unidos (dada su colonización de Puerto Rico) o con Francia (por la colonización de Martinica o Guadalupe), se reflejó en los mapas, donde al aparecer la Isla de Aves a 560 kilómetros de La Guaira puede apreciarse la magnitud del espacio marítimo venezolano. También en el estrecho hermanamiento con el Caribe en que no se habla español, particularmente con Saint Vincent y Las Granadinas o Dominica, que además forman parte del Alba. Petrocaribe es la prueba de esa conciencia caribeña.

Pero no es solo cosa de mapas o relaciones internacionales. La reciente República de Barbados o Granada comparten una historia común con nuestra afrovenezolanidad y hacen parte de tierras conocidas y habitadas por pueblos caribes mucho antes de la invasión europea.

Pueblos con los que tendríamos mucho más que compartir si miramos hacia nosotros y apartamos esa visión colonizada que nos separa de Haití, primera nación independiente de Nuestra América, donde una revolución real rompió con la esclavitud y enfrentó la agresión europea, nación que dio tanto a nuestra independencia pero que aparece tan poquito en el imaginario venezolano.

“Pequeñas islas” se atrevió a decir uno de esos agentes imperialistas que ha atentado contra Venezuela en estos años. Gente hermana, como Franz Fanon que supo pensar con plena profundidad el racismo colonialista que tanto tiene que ver con nuestra historia o el guyanés Walter Rodney, asesinado justo por develar esos mecanismos de la dominación.

Nuestro frente caribeño, afrocaribeño, no se limita a la costa, se proyecta hasta al sur, hasta El Callao. Si la educación es la formación de voluntades, como escribió Simón Rodríguez, hay que rehacerla para que abarque toda la plenitud de esta nación pluriétnica y multicultural. Por ahí está una clave para forjar nuestro lugar en el mundo.

Fuente: Últimas Noticias

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